Realización - Parte 1

la línea como lenguaje

Hablar de mí mismo como diseñador implica necesariamente hablar de mis gustos y afinidades, y de nombrar aquel término escurridizo y controversial, al que algunos incluso han consagrado sus vidas: el estilo. ¿Y qué es el estilo? ¿Una forma de imposición personal? ¿Aquello que hace a un diseñador reconocible y por consiguiente, importante? ¿O es solamente una fórmula, una manera de hacer destinada a ser reemplazada rápidamente por otra? No voy a negar que en mi vida como estudiante llegué a embarcarme en búsquedas estilísticas, ni que todas chocaron contra una temible sentencia: ya todo está hecho. La idea de la originalidad parece haber muerto hace mucho, y el ver resurgir modas de hace treinta, veinte y cuarenta años no hace más que confirmarlo. Y sin embargo, es curioso ver como ideas como la “experimentación” ha tomado auge en los últimos años; iniciativas en busca de lo nuevo y lo nunca visto, pero que terminan en la misma redundancia y agotamiento a la que está condenada toda novedad.

¿Qué hacer entonces ante esta situación?¿Caer en los clichés de moda, buscando deslumbrar más que trasmitir?¿Copiar, de manera llana e reflexible? ¿O hacer caso omiso de lo anterior, y empeñarme en conseguir ser único y original, aunque nunca irrepetible? Si de mí depende la respuesta, diría que ni lo uno ni lo otro. Por un lado, debemos saber que es imposible cerrarse al mundo que nos rodea, a la imparable proliferación de formas de hacer y de mostrar que surgen y se suceden imparablemente en nuestro entorno. Y debemos ser concientes de que hacemos parte de ese flujo, primero como receptores que como productores, y que cualquier camino que tomemos estará previamente determinado por las miles de cosas que hemos visto y que se nos han adherido. Y por otro lado, debemos recordar que, sin importar la resolución que tomemos, lo primero es la intencionalidad que pretendamos construir a partir de ella. Tal y como dijo alguna vez el cineasta francés Jean-Luc Goddard, “de lo que se trata no es de donde tomas las cosas, sino hacia donde las llevas”. O como lo expresa de manera más inspirada el cineasta independiente Jim Jarmush, al hablar sobre sus “reglas de oro”:

Nada es original. Roba de cualquier sitio que te llene de inspiración o alimente tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones intrascendentes, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, ríos, luces y sombras. Selecciona para robar solamente aquellas cosas que le hablen directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y tu robo) será auténtico. La autenticidad es invaluable; la originalidad no existe. Y no te preocupes en ocultar tu robo – celébralo si hace falta.


La primera búsqueda que se dio en el terreno de lo visual fue la definición de un estilo, de una manera de mostrar que uniformara y diera cierta personalidad a la pieza. ¿Qué “robar” entonces? ¿Cuáles eran mis intereses? ¿Cuáles eran mis necesidades? Más allá de ilustrar los conceptos definidos a través de Varela, los primeros acercamientos visuales se enfocaron en emular las cosas que había visto y que, además de gustarme, consideraba acordes para el corto. Así empezó un proceso de reconocimiento a través de los autores y las imágenes que habían marcado y que definieron, de alguna manera, el resultado final de la pieza . Eh aquí los más importantes:

Katsushika Hokusai
Mis primeros intereses en el dibujo animado provinieron de Japón, más específicamente del manga y del anime. Sin embargo, más allá de la infinidad de autores que pueden encontrarse, resalto al pintor y grabador Katsushika Hokusai (1760- 1849), uno de los representantes más importantes de la estampa japonesa. En su trabajo pueden encontrarse la mayoría de elementos que hacen reconocible al dibujo japonés y que se encuentran hoy presentes en el manga: una línea continua y delicada que insinúa los elementos, más que definirlos; el uso de la síntesis y de la exageración en los expresiones; el uso de pocos colores, a través de los cuales se logra trasmitir la atmósfera de la escena; y la ausencia de volumen de los elementos, pues los coloreados son planos y la profundidad se da a través de planos. Estos puntos fueron determinantes en los primeros bocetos, y se mantuvieron como constante a través del corto.



Frank Stockton
Este ilustrador norteamericano ha definido su estilo tomando elementos propios de la estampa japonesa, pero haciendo un uso de la línea mucho más efusivo y con u tratamiento más atrevido del color. Las temáticas de Stockton distan doscientos años de las de Hokusai, y esto se hace evidente no solo en los motivos de las ilustraciones, sino en la determinación de los encuadres, que son mucho más dinámicos y cinematográficos, además de que sus colores suelen ser mucho más brillantes y variados. El mostrar la escena en picados o contrapicados o creando diagonales son elementos que tome prestados de Stockton, además de retomar el gusto casi obsesivo por una línea constante y definida.



Yusuke Nakamura
Los primeros bocetos, además de definir un estilo, también buscaban definir unos personajes para el corto. Así se llegó a una primera idea de la protagonista: una joven de unos veinte años, bonita más no exuberante, que no presentara rasgos demasiado particulares. Por esta razón decidí recogerle el cabello y ponerle una ropa genérica para una chica actual (buzo de gorra , jeans ajustados y tenis “Converse”). Tras definir el personaje, decidí buscar un estilo menos elaborado que el de Stockton, donde se encontrara el uso de la línea y del color plano; fue así como llegué a este ilustrador japonés, reconocido principalmente por hacer portadas para grupos de pop y rock japonés, donde sus motivos favoritos son las adolescentes, especialmente las colegialas, y de cuyas imágenes me basé para dibujar y darle expresión a la protagonista. Nakamura pone a sus personajes en posturas pasivas (sentadas, mirando al cielo, etc.) con unos rasgos apenas insinuados, en escenarios bastante surrealistas donde los fondos definidos de manera muy sencilla, empleando bloques de color plano y algunas líneas. Por este autor llegué también al videoclip de la canción “Atarashii Sekai” del grupo japonés Asian Kung Fu Generations, realizado por el reconocido animador Kazuto Nakawa. En el videoclip se animan muchas de las ilustraciones realizadas por Nakamura para el grupo, y fue muy útil ver el color y el estilo de dibujo del ilustrados llevados a la pantalla.



Studio 4º
Este estudio japonés de animación, reconocido internacionalmente por su cortometraje “Beyond” que hace parte del Animatrix, es quizás el estudio más vanguardista de la actualidad, y definitivamente el que más me ha influenciado. Aunque quisiera hablar de todos sus trabajos, quisiera destacar el trabajo del animador Masaaki Yuasa, que formó parte del estudio hasta hace poco. En la animación de Yuasa se encuentran siempre presentes los juegos con la perspectiva, en especial con el “ojo de pez”, a través de un dibujo sencillo y estilizado pero muy expresivo. Este juego de perspectivas busqué emularlo en la primera parte del corto, para conseguir dinamismo en planos donde apenas había animación, además de dar una tensión visual requerida para ilustrar la espera.




Resumiendo, las decisiones técnicas tomadas a partir de estos referentes fueron:

- Un uso enfático de la línea para definir los personajes e insinuar los escenarios. Esta linea sería de grosor mínimo y constante.
- Los fondos serán apenas insinuados, definidos en bloques de color en gamas muy cortas.
- La protagonista se dibujará de manera sencilla y estilizada, empleando muchos bloques de color e insinuando los rasgos.
- Se buscará dinamismo en los planos, usando perspectivas forzadas y poco usuales.


Ya teniendo unas directrices visuales para comenzar a pensar el corto, había que buscar la manera de cómo ilustrar de forma visual y no solo argumental los conceptos que surgían de la investigación; por esta rezón hubo que tomar nuevos caminos, mirando cosas que no me habían interesado hasta el momento pero que resultaban muy adecuadas para el corto.

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