Realización - Parte 2

La línea como división

En los primeros acercamientos y en los referentes, la línea siempre demostró tener mucha importancia en el proceso, por lo que era necesario considerarla no solo un rudimento técnico, sino un elemento comunicativo dentro de la pieza. ¿Y qué expresaba la línea del estilo que había empezado a definir? ¿Qué sucedería al cambiarla?

El norteamericano Scott McCloud, a través de su libro Undestanding Comics, habla sobre el dibujo en el cómic y de cómo este es percibido por el lector. Empieza hablando del “cartoon”, el dibujo caricaturizado o estilizado empleado en comics y en dibujos animados (por ejemplo el conocido Mickey Mouse), y de cómo este se asemeja más a un concepto que a una forma; entre más simplificado esté un rostro, más rápido será su reconocimiento. Esto explica, según McCloud, la fascinación de los niños por las caricaturas y los dibujos animados. El autor también explica que muchos autores de cómic crean personajes simples para buscar una identificación con el lector, a modo de puente entre el mundo “real” y el mundo propuesto por ellos. Así mismo, se suele emplear un dibujo mucho más detallado y realista cuando se necesita una idea de objetividad, por ejemplo en un escenario o en el detalle de un objeto, pues este tipo de dibujo crea una distancia perceptiva en el lector .

Basándose en McCloud, es posible ubicar en dos extremos, hablando generalizadamente, cualquier estilo de dibujo: en un extremo “objetivo” el dibujo realista, en donde podría encajar a la mayoría de los referentes mostrados anteriormente; y por otro lado, el dibujo “cartoon”, que bien podríamos denominar “subjetivo”, preocupado no por ofrecer un parecido formal sino por dar una impresión conceptual al espectador. ¿No era posible, tras ver esta división perceptual, ilustrar una angustia cartesiana a través de este juego de extremos? Sin embargo había un problema, y es que mis referentes no ofrecían ninguna posibilidad en cuanto al dibujo “cartoon”; era entonces necesario buscar algunos nuevos, entre estilos que a decir verdad nunca antes había llamado mi atención.

JeremyVille
El trabajo de este artista australiano se caracteriza por mostrar personajes de aspecto infantil, construidos a partir de una línea suelta e imprecisa, en composiciones cargadas de elementos que dan mucha riqueza a sus dibujos. Por lo general, sus imágenes son coloreadas a dos o tres tintas planas, generalmente colores pastel, lo que resalta el aspecto infantil y desenfadado de sus dibujos. Cabe destacar que en todos sus dibujos siempre se encuentran ojos grandes y brillantes, a similitud de los creados para los dibujos animados de los años treinta, que se vuelven casi una firma del autor. Puede verse más de su trabajo aquí.



Michael DeForge
También conocido como “King Trash”, este artista estadounidense de origen chino trabaja en ilustración, cómic y animación. Sus dibujos hacen profuso y extenso uso de la línea, construyendo no solo personajes sino también extensos mosaicos, texturas e intrincados motivos que repite una y otra vez para dar vida a sus composiciones. Sus imágenes mezclan lo alegre e infantil con lo bizarro, mezcla que los hace muy interesantes. Gran parte de su obra es en blanco y negro, mostrando un gran dominio del contraste, aunque su uso del color (también en tintas planas y gamas cortas, aunque en tonos mucho más vivos que los de JeremyVille) es muy acertado. Puede verse más de su trabajo aquí.



Tras algunas pruebas, tratando de asimilar el estilo de ambos autores, me fue posible definir dos momentos visuales diferenciados en el corto: por un lado, el dibujo de corte realista pero simple que había surgido de mis primeros referentes, en donde había una línea continua y definida; y por otro lado, un dibujo suelto y desenfadado, casi infantil, donde la línea era mucho menos precisa y detallada. El primer estilo hablaba de una realidad objetiva, aunque igualmente construida; el segundo estilo hablaba de una subjetividad e interioridad, ideas que recalque al emplear una línea “temblorosa”, nunca definida, que se mantenía en constante movimiento. Esta decisión también hacia referencia a la idea del “yo” como construcción, mostrándolo como una imagen imprecisa y siempre cambiante.

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